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jueves, 29 de noviembre de 2012

AFRICA....
Últimamente,  desde los medios de comunicación, solamente llegan noticias de una Africa convulsa, revuelta... Donde las guerras étnicas y religiosas, las dictaduras de algunos países, la sequía, el hambre...están ocasionando matanzas, muertes, desplazamientos de  miles de personas...que huyen en busca de el "dorado del Norte" (también caótico), y que para esos afortunados-desgraciados que llegan a ese sueño "dorado"...ven que ya no es ni tan siquiera "chapado en oro".
 Pero resulta, que hay otra Africa; una donde uno llega a sentir  con todos los sentidos, que hay algo más que muerte,miseria y pobreza. Esa Africa donde se llega a mascar el polvo de sus caminos, y se siente el calor de ese sol abrasdor, pero también, el frío de sus altitudes.
 Donde se ve una noche tan estrellada, que parece que se vayas a caer las estrellas, porque no caben más...Donde las mujeres lucen  un arco iris en sus kilin (vestidos), que se mezclan con el verde de  los cafetales y de la selva y montes, el rojo de las dunas y el amarillo de la sabana y el desierto...el azul de su cielo y sus ríos, a veces también turbios...
Donde huele a tierra mojada después de una lluvia torrencial, a humo de esos poblados que cocinan un poco de arroz como única comida de día...y encima están contentos ¡porque hoy comen arroz...!! Porque sí, la gente en  África también sonríe y es feliz...porqu no tienen una hipoteca, ni coche, ni vacaciones... pero eso poco que tiene lo comparten.
 Donde se oye el rugir de león, la risa de la hiena, los pájaros trinar, la estampida de los ñus ante un enemigo cercano, a los niños reir, correr y cantar...
 Porque este otro África, os aseguro que existe; pues yo lo he vivido y sentido.
 Blanca ( una enamorada de otro África )

domingo, 25 de noviembre de 2012

Razones para leer

Me parace un buen sitio éste para compartir lo que he encontrado:Espero que os guste

Para ser inteligente, para creerse inteligente, para sentirse inteligente. Para no estar solo, para estar solo, porque más que solo vale estar mal acompañado aunque mucho se diga que no hay libro malo. Porque hace frío ahí fuera, porque llueve sobre el corazón y gusta ver la tinta sobre los campos de nieve. Para ser entre la gente. Para fumar sin sentirse culpable, para dejar de fumar y las manos no se escapen en busca del aire de nadie.

 
 Para tener un libro de bolsillo en el bolsillo y ocuparse de un mientras, un ya veremos y de un entretanto. Por vista, gusto, tacto, olfato y oído y para saber qué alumbra lo que tanto nos gusta. Por ego y por apego. Para esconderse, para mostrarse, para vestirte, para desnudarte. Porque sí, por si, porque no, para no. Para ser feliz, por no ser feliz, por infeliz. Para andar el camino, para encontrar el camino, para olvidar el camino, para construir un camino, para hacer un alto en el camino. Para no perder el tren.

Por sed, por hambre, por tierra, mar y aire. Para mirarse en el espejo, por reflejo incondicionado, para conocer quién nos habla desde el otro lado del espejo. Por ti, por mí y por ella. Porque queremos ver y que nos vean y sin embargo qué morbo da la “cita a ciegas” (el autor pone la alcoba, el editor la casa, el narrador es el que la luz apaga).

Para ver el humo que avisa donde está el fuego. Porque estar cansado tiene plumas, la avaricia comienza en el dar y porque sólo entonces soy como te quiero. Para tener la libertad que no tiene el solitario. Para pedirte perdón por el daño que me hiciste, echar sal en mis heridas e intentar saber cómo me llamo. Porque puedes estar en misa y repicando, nadar y guardar la ropa, ser Caín y el guardián de tu hermano. Porque si no se las lleva el viento, arden las palabras. Por pie quebrado y tan callado. Para conocer la voz de mi amo y para ver si de una vez alcanzo el silencio. Para ser el enfermo y el psiquiatra. Porque yo no soy como te amo.

Porque el poema es una copa de vino, y se fue, y el mañana no ha llegado. Por punto de partida y de hoja en hoja y leo porque me toca. Porque hay vida más allá del punto y aparte y es sano andar a pie de página. Porque si pierdo la memoria qué pereza. Para ni ser ciego en Granada ni nos obliguen a elegir entre la pena y la nada. Para jugar con fuego y no salir quemado. Porque la letra con letra entra, y sale y vuelve a entrar como beso que no quiere que te calles.

Porque entre todos los libros que he leído nunca he leído aquel entre cuyas letras desfallecieron de amor Paolo y Francesca. Para tirar la mano, esconder la piedra y mojar el pan en sangre ajena. Para que me llames y me ames. Para acabar con la propiedad privada de mis palabras. Porque si echas cuentas te sale a cuento y hasta te sobran dos quijotes y medio sancho. Y por los libros de los libros, mal o bien, pero amén.

Constantino Bertolo(articulo premiado)